
Cádiz que estás en los cielos,
Cádiz que estás en la tierra,
Cádiz que estás en el suelo,
Cádiz que estás a mi izquierda,
Cádiz que estás en los mares,
Cádiz que estás en la playa,
Cádiz que estás en la calle
y a donde quiera que vaya.
Dicen que te han ido haciendo a golpe de muralla,
que eres deseado por los cuatro vientos,
las cuatro estaciones y las cuatro lunas.
Y que también te desean los pájaros negros del atardecer
y que todos los ángeles dicen que a ti
los dioses no te olvidan.
Y yo que he nacido en Cádiz, bendita mi suerte,
sé que el día de mi muerte le daré mi vida.
Y ya lo he comprendido:
el cielo está servido,
en cuanto se pregunta
si hay un non plus-ultra,
mas allá no hay.
La tierra prometida,
la que di por perdida,
de pronto la encontré
y luego me enteré
que se llamaba Cádiz.
Y esto no es una copla,
esto es una oración
y cada vez que la rezo se me vuelven locas
las palabras en mi boca
y el latido en mi corazón.
