...Labios compartidos...

Como otro día cualquiera, las puertas de la catedral se abrieron
y aunque su nave es de piedra, se presentaron varios marineros
me acerqué para preguntarle, qué les llevó hasta nuestro templo
y de repente uno de ellos quiso explicarme...

"Nos vimos bajo el agua en un instante, por un golpe de mar tan traicionero
que nos llevó sin mas remedio...
nos faltan varios compañeros, que el mar llevaba a la deriva
y agobiados por el miedo nos mantienen los recuerdos
los recuerdos, los recuerdos, de nuestras vidas
solamente nos importa saber algo y darle un beso
a todas nuestras familias..."

Y en ese mismo momento, dejaron en un instante
en sitios de previlegio, sus almas de navegantes
y esos que hace tiempo se perdieron, hoy tienen su altar bajo los mares
porque cuando muere un marinero, llega al cielo en las profundidades
y allí tienen su descanso eterno, cuidando a su pueblo, cuidando, cuidando a Barbate.